lunes, 29 de diciembre de 2014

No estoy muerta.

No lo estoy. Sus rezos me han resucitado, como un beso romántico dado sobre los labios de un pescado saltarín. Sientan esas branquias que vuelven a respirar en las profundidades del agua.
Es por ustedes.
Soy Lázaro y salí de mi cueva.
He visto el nuevo mundo, ya quiero destruirlo. Los voy a dejar infértiles a todos ustedes bestias necias y cíclopes ciegos. No verán nunca otra cigüeña en el cielo.

Nada de mí ha muerto.

Lo único muerto aquí son aquellas aspiraciones efebas que tenía y tuve que matar.
Voy a imponer mandatos que vienen de allá arriba, de mi cabeza.

Regla número uno, yo mando.
Regla número dos, no esperes a que sea amable.
Regla número tres, tomarás mi palabra de la manera que yo lo diga, tan en serio como yo lo juzgue.

Yo predico:
"No uses el vocablo reader para referirte a ti mismo o alguien más ( como si pensaras en alguien más aparte de ti, o mejor dicho, como si pensaras) como un "fanático de la lectura" a menos que quieras verte como un imbécil que confundió mi recinto con su estúpida cuenta de  Instagram, por ejemplo".

Regla número cinco, no existe la regla número cuatro.

Regla de oro, para entrar aquí necesitarás portar algún documento que acredite que eres mayor de edad y por lo tanto accedes a portarte como una persona responsable, madura y congruente. O por lo menos que intentarás no hacer rabietas ni pucheritos de bebé recién zurrado. Necesito tu cartilla de vacunación para comprobar que estás protegido contra alergias, eccemas y calenturas; que no planeas propagar rabia. Que no te has practicado ninguna lobotomía o su equivalente: haber  pertenecido a algún fandom que rinda culto a la falsa literatura para gente propensa a los barros y a los falsos ídolos con vidas de Happy end ( incluso si su hermana muere en el último libro sigue siendo una pérdida de tiempo o saga o trilogía o como quiera que la conozcas). No quiero niños hurgando por aquí.

¿Que apenas vas a cumplir los doce? Largo de aquí. Fuera, fuera, fuera. Vete de aquí púber, vete antes de que me dejes tu reguero de menarquia. Puaj, guácala.

Y va también para ustedes quinceañeros. No pisen esta tierra porque no son bienvenidos y no me importa qué tan cool los consideren en sus respectivas secundarias, recuerden que para mí apenas son nadie, incluso menos que eso.

¿Acaso eres diferente? Entra pues, me has hecho reír y mereces dar un vistazo.

Si estás libre de culpas lanza la primera piedra, es esta tu tierra prometida.
El que decida seguirme nunca volverá a ser un hazmerreír.

Amén.